Hablar contigo...

... es como suplicarle a un gato. Te esfumas en mis palabras, te disuelves, te absortas y me olvidas. Te lames la entrepierna, luego te cansas y te duermes entre tus idas y venidas al séptimo cielo. Te has buscado tu mala suerte, así que no se te ocurra mirarme con cara de corderito degollado. Has roto muchos platos ya, demasiados, como para pasar impune por la vida. Me has destrozado la habitación, has desplumado mi colcha favorita, has mordido mis libros, devorando sus paranoias. No vengas ahora con el cuento de que no sabías, no podías o no te dejaron porque no conseguirás encandilarme. No me beses, no ahí. No ahí...

Si es que... ya no sé qué hacer contigo. Anda, pasa, ya te traigo yo tu hueso preferido. Pero deja de llenarme la cara con tus babas. (Si lo sé antes, me compro un guakamayo).

Comentarios

Entradas populares de este blog

El 'sujeto escindido' en la teoría psicoanalítica propuesta por Jacques Lacan

Ophélie (Arthur Rimbaud)