Sea quien fueres, sea yo quien sea: NO ME ALCANCES
Todo parecía haberse detenido; aquello no lo había visto en mi vida. Ni siquiera recordaba mi nombre; sí sabía que estaba sola, pero no más. Así que, desconcertada, empecé a levantarme. La luz era tanta y tan inmensa que me dolían los ojos. Una ráfaga se llevó mi sombrero, que tanto esfuerzo me costó conseguir y que tan indiferente se mostraba hacia mi persona. --¡que te parta un rayo!—exclamé exhausta, tras una maratón de saltos para alcanzar al “fugaz sombrero”. Después de esto, comencé a recordar, las ideas me venían con cuentagotas: una a una y lentamente. Pero no conseguía ordenarlas en el espacio ni en el tiempo. Sin darme cuenta, empecé a caminar. Mientras, mi cerebro dormitaba y un sonido agudo y continuo me zumbaba en los oídos. Me los tapé pero no lograba extinguirlo. Me iba a volver loca de un momento a otro; no entendía nada, no comprendía aquello. Horrorizada, me desplomé en el suelo mullido, sobre la tierra fértil y me clavé algo. Por un instante, me olvidé d