Universo...
Universo fantasmagórico. Asombrosamente acongojante.
Solo un verso versa sobre el mundo, solo uno. Y no es materia.
Cabeza hueca, cerebro seco, mente convexa. Tus neuronas se pasan el día flotando entre la espumosa cerveza, se tuestan con los rayos del sol de Agosto y presientes que la hora se acerca. Hueles peces volando en la hierva, ves mariposas nadando en estanques. Sientes las pelusas tan pesadas surcando tus arrugas. Amapolas se te abren a tu paso. Te riegan las avejas y las hormigas te abanican. Los árboles se precipitan a tu paso, quieren que te subas: ellos te llevan. Te subes, te arañas con sus espinas, pero te montas en sus ramas de todas formas. Te encuentras una manzana naranja. Te la comes sin pelarla. "Sabe a sandía", piensas. Pero te da igual. Transformas el aire en vapor pesado y el dinero en más cerveza.
Sabes que tu yo se ha muerto y ha resucitado ciento veinte mil veces. Pero esta vez le has puesto en su copa matarratas.
Solo un verso versa sobre el mundo, solo uno. Y no es materia.
Cabeza hueca, cerebro seco, mente convexa. Tus neuronas se pasan el día flotando entre la espumosa cerveza, se tuestan con los rayos del sol de Agosto y presientes que la hora se acerca. Hueles peces volando en la hierva, ves mariposas nadando en estanques. Sientes las pelusas tan pesadas surcando tus arrugas. Amapolas se te abren a tu paso. Te riegan las avejas y las hormigas te abanican. Los árboles se precipitan a tu paso, quieren que te subas: ellos te llevan. Te subes, te arañas con sus espinas, pero te montas en sus ramas de todas formas. Te encuentras una manzana naranja. Te la comes sin pelarla. "Sabe a sandía", piensas. Pero te da igual. Transformas el aire en vapor pesado y el dinero en más cerveza.
Sabes que tu yo se ha muerto y ha resucitado ciento veinte mil veces. Pero esta vez le has puesto en su copa matarratas.
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