Filosofada (a mis 14 años)

"EL ENTE GREGARIO DE COMIENZOS DEL S. XXI"

Un pájaro que vuela tiene libertad. El tiempo caprichoso tiene libertad. La lluvia tempestuosa tiene libertad. Los ojos de un niño feliz tienen libertad. Los ecos entre montañas tienen libertad. El aire golpeándote la cara tiene libertad. Los pensamientos tienen libertad. Los sentimientos tienen libertad. Una cuchilla desplazándose por tu brazo tiene libertad. Un reguero de sangre corriendo por las paredes del lavabo tiene libertad. 


¿Somos realmente libres? 

Quizás te sientas libre. Pero no eres tú, son tus sentimientos. Tus pensamientos fluyen más deprisa de lo que te imaginas, pero nunca llegarás a hablar tan rápido como piensas. Puede que te rías pero no lo harás del todo si no eres del todo feliz. Puede que algo te haga sentir libre, pero no es más que una ilusión. Eres un compuesto químico, tus moléculas reaccionan dependiendo de muchos factores, nada más. No te creas mejor que nadie por tener razón. Hombres que se sienten superiores pierden la razón cuando destruyen vidas y mundos. Decir que la razón nos libera es pura contradicción.

No somos ropa, ¿para qué queremos etiquetas? ¿Acaso somos mejores o peores por llevar una u otra marca distintiva? ¿Valemos más o menos dependiendo de cuál sea nuestra categoría? ¿Cuál es la justificación de la categorización si no es la distinción y la posterior discriminación de los grupos más “inferiores” en tanto a lo establecido como inferior? ¿Realmente hay alguien que sea, en esencia, “inferior”? 

La misma sociología se equivoca cuando asegura que el hombre necesita vivir en sociedad. ¿No se le olvidó acaso especificar en qué tipo de sociedad necesita vivir? No creo que el Hombre sea tan cortito de mente como para tener como necesidad más intrínseca algo tan meramente superficial, como lo es el hecho de vivir con. Se puede estar viviendo con y sentirse uno más solo que la una, o se puede vivir sin y sentirse satisfecho. El Hombre necesita ser Hombre, pensar, para sentirse Hombre… para sentirse persona debe sentirse aceptado por sus congéneres, y si esto no ocurre, ¡a la mierda la sociedad! Se puede estar mejor solo. A la mierda los preceptos sociológicos. La sociología pretende ser superior a cualquier forma no sociológica, cuando nada ni nadie es superior a nada ni a nadie. Es muy bonito decir “las diferencias nos igualan” pero esta frase no deja de tener intenciones ontológicamente comerciales. 

El Hombre es por definición gregario y separatista, egoísta y hedonista, narcisista y presumido, orgulloso y materialista, ambicioso y trepador, piel de cordero y manipulador; todo Hombre quiere ser ejemplo a seguir y por ello tiende a mostrar solo la parte de él mismo que quiere que todos vean, ocultando parte de su persona por miedo a ser rechazado o simplemente a no ser valorado en la medida que lo necesita. Éste es el perfil del Hombre triunfador, el que aspira a encabezar el rebaño de la multitud y dirigir todas las fuerzas en pro de su beneficio personal o material, sin importarle lo más mínimo las almas que va trocando a su paso o las vidas que va arrojando lentamente hacia el abismo del suicidio. Suicidio colectivo aparentemente desgarrador, pero lleno de verdad. Y todo esto lo digo arriesgando mi palabra y dando constancia de ello que hasta yo al definir al Hombre lo estoy catalogando, pero no deseo crear confusión: Nada es más que nada, ni nadie es menos que nadie, ni más es algo que por ser de determinada manera se pudiera considerar al libre albedrío. El Hombre estadísticamente rehuye a la muerte. Pero la muerte es la otra cara de la vida y parte del Hombre. Por amar la muerte se odia la vida y también al Hombre. Si se odia al Hombre, significa que no es verdad que se necesite la sociedad. Puede que el Hombre busque un sitio en una sociedad en la que no se sienta identificado como persona que diverge de la mayoría. Puede que el Hombre encuentre nada más que desesperación en esa búsqueda infructuosa y llena de sinuosos caminos. Caminos que conducen a verdades tan oscuras que a veces el Hombre es incapaz de comprender y que acaban por volver aún más vulnerable al más incomprendido. Personas que tienen la mano y luego la lanza. Personas que no piensan, que se dejan llevar por una inercia incontrolable y devastadora. 

Enseguida el loco asoma la cabeza por entre las líneas de lo que no se es capaz de entender. Loco es el que encuentra placer pensando en la muerte. Loco es aquél que es capaz de asomarse a una ventana y no pensar en nada más que en tirarse o en figurarse lo que ello significaría y lo que repercutiría en un mundo que en seguida se olvida de las desgracias para intentar buscar la felicidad. Un mundo en el que la memoria solo sirve para sacar matrícula en los exámenes. Loco es aquél al que no le importa que la gente le dedique miradas de extrañeza o de sorna por el hecho de mostrarse tal y como es. Loco no es insociable, es un valiente por enfrentarse a su subconsciente. Loco es el que no cree que haya presente porque el futuro lo ha sacrificado y el pasado le condena. Loco es aquél que por no cruzarse con nadie camina mirando al suelo. Loco es aquél que se come lo que los demás consideran vomitivo. Loco es ser diferente y sentirse orgulloso de ello. Loco es aquél que encuentra la reafirmación de su persona en el rechazo de los que él considera clones de una oveja madre. Loco es el que imagina cosas que nadie se atreve a imaginar. Loco es aquél capaz de sentirse mecido por las olas de un mar tan rebelde como él a pesar de no salir de un despacho. Loco es estar cuerdo a la manera de uno mismo. Y qué es la locura sino lo más bonito que alguien puede tener, y sobretodo original. La locura te devuelve el impulso de vivir cuando todo es rutinario. ¿Acaso no estamos todos locos? Pero claro, como lo que cuenta es el factor numérico… es más fácil discriminar a uno que a cien mil, aparte de que sería imposible discriminar a tanta gente, porque es la ley de la jungla social. La cordura es la locura de la mayoría, como muy bien dijo alguien de cuyo nombre no puedo acordarme porque en su momento me pareció más importante la cita que su autor. Pero es cierto que mucha tinta ha sido derramada en cuanto a este tema. Es sano estar loco. Se está enfermo cuando no se tienen ganas de vivir, cuando se puede vislumbrar el deterioro desde uno mismo, cuando sientes que te deshaces en un mundo en el que pasas desapercibido… La locura te hace ver felicidad donde no la hay. Es supervivencia en toda regla. Si naces como todos y acabas por tirarte a los brazos de la locura es porque te pareció hermosa. 


Me limito a dejar caer las primeras piedras de un camino que espero no recorrer solo yo: “Sociología” no deja de ser un eufemismo. Los rebaños lo constatan.


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